Este fin de semana ha habido la Maratón de Barcelona en
la que uno de los colaboradores de Fárfara participó. Por eso queremos
aprovechar la ocasión y contaros qué comer antes, durante y después de un esfuerzo
de este tipo.
Antes de la maratón
Durante la semana previa a la maratón se debería hacer
una dieta de muy fácil digestión, pero a la vez debe ser energética y que cubra
todas las necesidades diarias recomendadas. Es decir, siguiendo las pautas de
la dieta mediterránea:
- Comer 5 veces al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
- Tomar unas 5 raciones en total de fruta y verdura al día.
- Alimentación rica en hidratos de carbono como el arroz, la pasta, la patata o el pan, ya que es la principal fuente de energía.
- Comer proteína de fácil digestión como el pescado blanco, carnes blancas y huevo.
- Cenar pronto y suave potenciando el pescado y las carnes blancas así como el huevo, por ser de más fácil digestión.
- Comer alimentos con bacterias beneficiosas para el bienestar digestivo (yogures).
- Dar hincapié a cocciones suaves y saludables (horno, microondas, vapor, papillote). Evitar frituras y planchas ya que pueden irritar la mucosa digestiva.
El día de la maratón se debe comer 2 horas antes de hacer
el ejercicio e ingerir líquido rico en sales minerales por ejemplo caldos
vegetales. En cuanto a las vitaminas es recomendable comer fruta pero de muy
fácil digestión como una pera o una manzana y evitar los cítricos ya que pueden
irritar la mucosa o dar acidez.
Durante la maratón
Es muy importante mantenerse hidratado. Es decir, beber
agua o caldos vegetales en todos los avituallamientos (cada 5 kilómetros). También se debe tomar glucosa. Eso se puede
hacer con los preparados de glucosa, aproximadamente cada 10 kilómetros. No hay
que olvidar que la hidratación de debe hacer mediante líquidos ricos en sales
minerales que ayudarán a evitar la deshidratación.
Después de la maratón
Después de un esfuerzo de este tipo es normal que no se
tenga demasiado hambre. De todas formas se debe comer algo que te abra el apetito
y que te hidrate. Un buen ejemplo sería tomar un licuado de fruta o verdura y
beber mucho líquido en forma de agua, caldos vegetales o bebidas con sales
minerales. Una vez se haya recuperado el hambre ya se puede comer normal, pero
de forma ligera, dando hincapié a alimentos que hidraten y remineralicen
nuestro organismo, evitando las comidas copiosas y el alcohol.
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